2005-02-22

Mi vida pasada( segun el brujo padron)

Ayer, en busca de respuestas trascendentales a preguntas sin importancia le pedí a mi amigo "El brujo Padrón" que me contara de mi vida pasada. Claro que originalmente queria saber si algun día iba a encontrar a mi mujer ideal.Cuando me dijo que ni siquiera estaba seguro de que existiera una mujer para mí me sentí algo afectado, ¿cómo es que, habiendo más mujeres que hombres, no va a haber una mujer para mí,siendo que vamos a 1,15 mujeres por hombre( algo así como una mujer y un par de tetas)? despues de haberme recuperado un poco, me dijo que podía ver lo que yo había sido en mi vida pasada. esto fue lo que me contó:

Nací en una pequeña aldea en el centro de África, era un lugar tranquilo a la orilla de un riachuelo que no aparece en los mapas de ahora. Mi padre era un cazador y mi madre fue devorada por un leopardo cuando yo aun era una pequeña niña; las cosas a las cuales nos dedicábamos las mujeres me fueron enseñadas por mi madrastra, la tercera esposa de mi padre. En realidad hay pocas cosas que decir de mi niñez, jugué mucho, comí muchas frutas , perdí algún amigo cuando se ahogó en el río, participé en fiestas bastante divertidas, llenas de música de tambores, de fuego, ah, el bello fuego.

Desde poco antes de mi juventud adquirí un habito que a los míos no les gustó mucho, me sentaba a las orillas del río a ver el agua pasar, a ver los pájaros construir sus nidos, a escuchar las historias del viento, a ver a las mujeres mayores lavar los trapos de los hombres, a sentir el suelo bajo mío, es decir, poco antes de mi juventud me volví una pensadora. Mi familia me regañaba por no cumplir con el papel que me tenían asignado en la tribu, por no pescar, por no recoger frutas, por no lavar, deshuesar, soasar, carbonizar,filetear, cocinar paellas que supieran bien, en fin, por ser una completa inútil.

De alguna manera me fueron soportando, y yo decidí complacerlos un poco, y no era por que me pareciera importante, más que nada lo hacía por permanecer en la tribu. Un día había descubierto al ser mas hermoso de la creación, ella se hallaba a las orillas del río mojando su cuerpo con las aguas ,para refrescarse así fuese un poco, mientras descansaba de algún juego infantil, de los cuales aún hacia parte. Yo me hallaba mirando el baile de cortejo de una mariposa , cuando escuché el sonido de su cantarina risa que parecía volar como la mariposa; la mire ensimismada hasta que ella se levantó, se dio cuenta de mi presencia y sonrió antes de volver corriendo con sus amigos.

Solo recuerdo haber tenido un amigo, tuve muchos compañeros de juegos en mi niñez, sin embargo sólo tuve un amigo, un joven dos años menor que yo, quién de vez en cuando me acompañaba a sentarme bajo el árbol a orillas del río; discutíamos sobre la vida, las mariposas y los sueños que se hacen realidad, las realidades que se hacen mentiras y las mentiras que se hacen sueños. Discutíamos sobre la composición de la luna, y en alguna ocasión hablamos sobre el amor, nunca dijimos la palabra, el me contó sobre una muchacha que hacía que su estomago bailara, que le hacía confundir las palabras y sentirse estúpido y feliz. Él se hallaba enamorado de la hija del jefe, pero mi amigo, que era hijo de una mujer embarazada que un día llegó hasta mi tribu en busca de asilo, no tenía la más mínima oportunidad de ser aceptado por el jefe como la pareja de ella.

Él me dijo que ella también sentía lo mismo, que ya lo habían discutido y pensaban huir una noche en la cual la luna estuviera clara en cielo. Un día se despidió de mí , me dio un abrazo y se fue corriendo a dormir para estar fresco en la noche. Más tarde, ella, la celestial visión de hermosura que algún día me había cautivado, también vino a orillas del río, metió parte de su cuerpo en el agua e intentó nadar un poco; me contó que esa noche pensaba escaparse con un joven que le hacia sentir como pequeños gusanos mordiéndola por dentro, que tenía miedo de cruzar el río nadando, de alejarse de su familia, temía a los animales salvajes que a veces enloquecían y atacaban a las mujeres que dormían tranquilas, al dios del cielo , al dios de las aguas; me dijo que tenía miedo, miedo de todo aquello que no conocía, pero que sería fundamental en su futuro.

Aquélla noche, conociendo los planes de la pareja fugitiva, esperé cerca del río para verlos mientras se alejaban, quería despedirme de ella, no me había dado cuenta, hasta entonces, de cuanta falta me haría su infantil risa, de cómo extrañaría el sonido de sus pasos, de cuanto añoraría en el futuro volver a olerla, de cuantas veces recordaría el modo dulce en que expulsaba las palabras de su boca como si fueran de miel, y se pegaran a ella.

Ella y él pasaron corriendo por mi lado y se zambulleron en el río sin siquiera detenerse, yo me quede sentada en al orilla diciéndoles adiós con ambas manos, los iba a extrañar. Mi amigo cruzó el río y se sentó a esperar a que ella, más lenta que él, terminara de cruzar a su vez; pero cuando ella iba por al mitad del río fue tragada por las aguas para que así se cumpliera su destino, ser una esposa más para Icanti el dios de las aguas. Mi amigo se lanzó de nuevo al río cuando la vio hundirse, e infructuosamente la buscó durante horas; al fin, cansado, nadó hasta la orilla y, apoyando su cabeza en las rodillas, lloró.

Había visto a mi amigo buscar el cuerpo de su amada, y sabía tan bien como él que si él regresaba a la aldea con la mala nueva sería cruelmente castigado. Cuando por fin levantó la vista ya estaba amaneciendo, él me miró, yo lo miré y agité mis manos a modo de despedida, él entendió, intentó sonreír y se fue corriendo hacia cualquier parte. Yo regresé a la aldea y narré la triste historia que había visto ocurrir frente a mis ojos.

Fuí declarada culpable de haber ayudado a asesinar a la hija del jefe, de haber dejado que el asesino escapara, de no haber advertido al jefe sobre el estúpido plan que habían desarrollado. En un principio quisieron castigarme con la muerte, pero el jefe, qué hombre tan sabio y compasivo, decidió expulsarme, dijo que era hija del espíritu maligno Angat quién, según el jefe, una noche había poseído a mi madre. Y toda la tribu pidió mi cabeza, el jefe dijo que lo iba a pensar esa noche. Y esa noche mientras todos dormían, me lancé al río y nadé hasta el otro lado. Recordando por donde se había ido mi amigo corrí hacia el otro lado, corrí en dirección contraria al río, caminé muchos días, pasé muchas noches en vela, asustandome cada vez que escuchaba cualquier sonido parecido a un paso.

Hasta aqui llego hoy, mañana escribo el resto.

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